Estreno en España: 10 de Mayo de 2013.

Historia de una joven cuyo misterioso tío, del que hacia tiempo que no sabía nada, aparece justo tras el fallecimiento de su padre.

Director: Park Chan-wook
Reparto: Nicole Kidman (Evelyn ‘Evie’ Stoker), Mia Wasikowska (India Stoker), Dermot Mulroney (Richard Stoker), Matthew Goode (Tío Charlie Stoker), Jacki Weaver (Tía Gwendolyn ‘Gin’ Stoker), Lucas Till (Chris Pitts), Alden Ehrenreich (Whip Taylor), Ralph Brown (Sheriff Howard), Phyllis Somerville (Sra. McGarrick).

Web Oficial en español: www.stoker.es
Web Oficial: www.foxsearchlight.com/stoker

CRITICA

Hipnosis estética

Stoker es el apreciable pero algo insatisfactorio debut en Hollywood del director surcoreano Park Chan-Wook, que hasta ahora solo había rodado en su país de origen pero que ya logró traspasar todas las fronteras con su obra cumbre, Oldboy, ganando en 2003 premios en los Festivales de Cannes (jurado) y Sitges (película). Levanta pasiones y admiración no solo por sus guiones y dirección, sino por una estética elegante que atrapa al espectador y le deleita sin límites con su bella forma de rodar la violencia. Y, como muestra, en Oldboy retrata una brutal y maravillosa historia de venganza, ambientada en su Corea natal donde todas sus piezas encajan a la perfección, en la que todo funciona: guion glorioso, dirección, actuaciones, música, su intensidad, su perfectamente hilvanada narración, su principio y final. Nada en ella decae y con estos antecedentes, hay que aproximarse a su último filme con cierta cautela. Cautela con respecto a las expectativas puestas en ella, porque aunque nos encontremos con el sello inconfundible de su autor, el resultado global no dejará en muchos la marca esperada.

Adorado por la mayoría y considerado realizador de culto, en Stoker nos presenta una suerte de cuento de hadas inquietante, extraño, onírico, a ratos confuso (ya desde el propio título, ¿a qué miembro de esta familia se refiere?) y con un indirecto componente sexual bastante importante, en el que con confesados ecos a Hitchcock y donde el rojo vuelve a salpicarnos con un gusto tremendo, dos personajes se sienten irremediablemente atraídos por la violencia y la sed de venganza. Lástima que con tan potente labor de dirección, puesta en escena y reparto, el guion (obra del actor Wentworth Miller) no esté a la altura de las circunstancias, cosa de la que, por otro lado, Chan-Wook parece ser plenamente consciente y a lo que le da una importancia relativa. El director vuelve a poner el ojo en su tema clave y se centra en detalles cargados de simbolismo, haciendo que concentremos nuestra atención en unas gotas de sangre, un insecto o en una prenda de ropa y algunas de las secuencias que nos ofrece son, sin duda, de lo mejor que ha pasado por la cartelera en los últimos tiempos. Su forma de crear tensión y unir imágenes (en dos escenas en concreto, la del piano y cuando India está en la ducha) son absolutamente fantásticas y completan a la perfección la deliberada extrañeza que respira el conjunto. El surrealismo con el que está planteada juega a su favor, pues sin esa armadura estética, dirección y planteamiento la película se quedaría en un telefilm de sobremesa, con un argumento poco ambicioso y que nada tiene de especial. Justo por este motivo el público quedará medianamente satisfecho (sobre todo los fieles seguidores de su cine), por esa mezcla entre la fascinación que provocan sus imágenes, su peculiar forma de rodar las escenas violentas y lo que se insinúa en cada fotograma pero con ese puntito de decepción en cuanto a la falta de potencia y pretensiones de su libreto.

En cuanto al reparto, nos encontramos a una competente Mia Wasikowska en el papel de adolescente arisca, traumatizada pero irremediablemente atraída por el lado oscuro de su personalidad, Matthew Goode como el encantador y manipulador tío de la criatura y a una figura materna tan apática como perfecta y bella a la que da vida Nicole Kidman. La rareza rodea la aparición, estancia en esa casa y acciones del personaje de Goode y las interacciones entre los tres personajes (pero sobre todo entre tío y sobrina) parecen esconder siempre sentimientos desmesurados y/o reprimidos bajo ese envoltorio de frialdad. Sin embargo, el mayor problema de la película es la falta de desarrollo del trío protagonista y es que en ningún momento conocemos sus motivaciones o el origen de sus decisiones, lo que hace que a medida que la historia se desarrolla nos empiece a parecer demasiado simple y seamos incapaces de ver el sentido de todo esto. Bien es cierto que la mano de Chan-Wook sube bastante el nivel de la película, pero aun así esto y su convencional guion son los encargados de que la cinta no sea tan maravillosa nos podíamos esperar.
Stoker es un oscuro thriller que va de menos a más, construyendo una historia morbosa y seductora, que saca a relucir instintos y pasiones reprimidas. Cine de suspense que juega orgulloso a confundir al espectador y a crear atmósferas extrañas y personajes inquietantes. Una película en la que Chan-Wook se apoya más en su genial e inconfundible estilo para contarnos algo que en el propio relato y que consigue con ello, como reza el título de esta crítica, hipnotizarnos sin remedio durante sus 100 minutos.

Lo mejor: Su tono erótico/enfermizo y su estética.
Lo peor: Un guion flojito y esperarse el nivel de Oldboy.

Nota: 6,5

Crítica escrita por: Bea Varela

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