Estreno en España: 4 de Enero de 2013.

Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman) es un carismático intelectual que se hace llamar “El Maestro” y que crea una organización religiosa a la que se une Freddie Sutton (Joaquin Phoenix), un vagabundo alcohólico que llega a convertirse en la mano derecha de dicho hombre. Sin embargo, a medida que éste gana seguidores para su culto, también crecen las dudas de aquél sobre su propia fe o la de su mentor.

Director: Paul Thomas Anderson
Reparto: Joaquin Phoenix (Freddie Sutton), Philip Seymour Hoffman (Lancaster Dodd), Amy Adams (Mary Sue Dodd), Laura Dern (Helen), Jesse Plemons (Val Dodd), Rami Malek (Clark), Kevin J. O’Connor (Bill White), W. Earl Brown (Bus).

Web Oficial: www.themasterfilm.com

CRITICA

Prohibido parpadear

El título de esta crítica hace referencia a uno de los momentos más bestiales que nos ofrece The master. Puro duelo interpretativo entre dos grandes actores para armar una escena que te hipnotiza y te deja sin respiración. Paul Thomas Anderson, director de carrera corta pero fascinante, vuelve a ponerse detrás de las cámaras cinco años después de estrenar Pozos de ambición. Sus películas son siempre esperadas y recibidas con ansia y valoradas con gran admiración, para algo es uno de los mejores directores de las últimas décadas.

En su nueva película el realizador construye una historia muy complicada, a veces confusa, sobre un personaje perdido y traumatizado, un hombre solitario que encuentra una especie de refugio durante un tiempo en una familia con unas creencias muy fervientes (se dice que inspirado en el fundador de la cienciología). La película es de complejo análisis, pues la historia es profunda y los personajes aún más, tan fascinantes como a veces incomprensibles. Pero por encima de la historia, encuentra su mayor baza en un trío protagonista que nos deja unas interpretaciones donde la palabra brillante se queda muy corta, porque tanto Joaquin Phoenix como Philip Seymour Hoffman y una impresionante Amy Adams se comen literalmente la pantalla.
La película apela al intimismo en todos sus aspectos y a que el espectador tome sus conclusiones en más de una ocasión. El personaje de Phoenix (que vive traumatizado, tras volver de la guerra y obsesionado con el alcohol y el sexo), es la columna vertebral de todo, un hombre algo auto destructivo, un socarrón que se ve metido en situaciones tan cómicas como extrañas. La historia puede parecer vagar sin rumbo en ocasiones, pero si esto ocurre, sin duda sabe recomponerse gracias a unos personajes enormes. Joaquin Phoenix no solo hace un excelente trabajo de interpretación dando vida a este chico solitario de personalidad vehemente, sino que su trabajo físico también es de admirar aquí. Sus gestos y rictus, con esos labios torcidos, su sonrisa extraña y turbadora y esa forma desgarbada de caminar, siempre inclinado hacia delante son el envoltorio de un hombre que intenta luchar contra sus traumas de dos formas diferentes: sacando la violencia que hay en su interior o todo lo contrario, mostrándose totalmente servil, como si pensara que así lavará sus pecados. Esta debilidad la aprovecha Lancaster Dodd, a quien da vida Philip Seymour Hoffman, el encantador de serpientes de turno, que ha impuesto su filosofía de vida en una pequeña comunidad que le sigue allí donde va y en la que está sembrando el germen de una nueva creencia.

Porque esta película también habla de la religión, de líderes y comunidades cerradas (en este caso se dice que fundamentada en las bases y en el creador de la Cienciología), aspecto reflejado en el intento de volver a meter en el redil a una oveja descarriada, a través de unos métodos inventados por un personaje convencido de su propia grandeza. Amy Adams cierra este maravilloso triángulo y hay que destacar mucho la interpretación de la actriz, que, aunque siempre nos regala grandes actuaciones, no cabe duda de que se ha superado en esta ocasión. La actriz interpreta ahora a la sumisa (aunque solo en apariencia) y sutilmente agresiva mujer del maestro, que murmura por las esquinas sobre lo correcto y lo incorrecto y capaz de trasladarle a la audiencia temor con una sola mirada.
Película de colores tenues, atmósfera aparentemente tranquila y acertada ambientación en unos años 50 paradigma de la buena vida en Norteamérica, estos detalles sirven de contraste para los conflictos psicológicos de los personajes. Se completa, además, con una banda sonora tan desasosegante como la propia cinta, que corre a cargo de uno de los integrantes de Radiohead, Jonny Greenwood. Con escenas fascinantes, como la del “interrogatorio” de Hoffman a Phoenix, la película se convierte, por tanto, en un viaje por la psicología de ambos personajes, aunque también es necesario resaltar que resulta algo fría y no deja al espectador implicarse emocionalmente ni meterse demasiado dentro de la historia.
The master es una película complicada, no apta para todos y que requiere un trabajo por parte del espectador que va más allá de la simple contemplación. Paul Thomas Anderson nos regala un filme sumamente sugestivo y seductor, con algunas de las escenas e interpretaciones más hipnóticas que nos deja el cine este año. Una película que atrapa y de la que cuesta desprenderse pasadas las horas. Quizás consigamos descifrarla por completo la próxima vez.

Lo mejor: Su deslumbrante reparto y una historia llena de lecturas.
Lo peor: Que su extrañeza la aleje del público.

Nota: 8

Crítica escrita por: Bea Varela

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