CRITICA – ‘Martha Marcy May Marlene’: Ella es solo una foto

Martha (Elizabeth Olsen), es una joven con la vida repentinamente destrozada que está intentando recuperar la normalidad tras escapar de una secta y de su carismático líder (John Hawkes). Cuando pide ayuda a su hermana mayor Lucy (Sarah Paulson), de la que estaba distanciada, y a su cuñado (Hugh Dancy), Martha no puede y no quiere revelar la verdad sobre su desaparición. Cuando sus recuerdos desencadenan la aterradora paranoia de que su antigua secta podría todavía ir tras ella, la línea entre la ilusión y la realidad de Martha empieza a difuminarse.

Director: Sean DurkinSean Durkin
Reparto: Elizabeth Olsen (Martha), Sarah Paulson (Lucy), John Hawkes (Patrick), Hugh Dancy (Ted), Brady Corbet (Watts), Christopher Abbott (Max), Michael Chmiel (Scruffy Man), Maria Dizzia (Katie), Julia Garner (Sarah),Louisa Krause (Zoe).

Trailer (V.O.) Trailer (español)

Los tres nombres de mujer que componen el título de la ganadora del premio a mejor director en el último festival de Sundance representan tres estados mentales y emocionales de una misma persona, una mujer seducida primero por los encantos de un iluminado que se dedica a recolectar a jóvenes confundidos, solitarios y sin nada que perder a su guarida, con el objetivo de satisfacer sus perversiones e instalada después en un estado de paranoia, atormentada por un pasado que la persigue sin piedad y donde cuesta trabajo diferenciar qué es realidad y qué imaginado.

La debutante Elizabeth Olsen (aunque en España pudimos verla primero en su siguiente film, Luces Rojas de Rodrigo Cortés) clava absolutamente un papel que parece hecho a su medida, pues no podría haber estado más natural y creíble, ni transmitir más a través de su interpretación, capaz de pasar de la ilusión al miedo, de la normalidad al desconcierto, de la parálisis a la histeria en cuestión de minutos. Una apuesta dura y atrevida para un comienzo, sin duda, pero que le ha valido numerosos reconocimientos, un papel difícil al que ha sabido matizar y dar personalidad propia. Las bazas de la película, además de su actriz protagonista, son muchas: desde una fotografía espléndida de tenues tonalidades, pasando por unos personajes que convencen sin caer nunca en el estereotipo, porque si de algo puede presumir la cinta es de su sutileza, pues no se recrea en el morbo que puede conllevar el retrato de la vida y los integrantes de una secta, más bien quiere dar unas pinceladas sobre unas condiciones de vida anormales y las consecuencias que eso le suponen a una mente que ha visto como su inocencia e identidad han sido atropelladas, dejando el resto a nuestra imaginación. Cabe destacar también la banda sonora, que incluye el tema Marcy´s Song, interpretado por John Hawkes en una de las mejores escenas de la película (y está plagada de ellas), por lo fascinante e hipnotizadora que resulta. Y si lo más destacado aquí es la interpretación de Elizabeth Olsen no podemos olvidarnos de la labor tras las cámaras del novel Sean Durkin, que nos ofrece una elegante e impactante ópera prima, con una ambientación impecable de esa América que suena a country y un retrato de su personaje principal de los que perduran.

El director fija la atención en su protagonista y recorre con ella ese camino tortuoso lleno de miedo, confusión y paranoia en el que se ha convertido su deteriorada alma, que entendemos mejor gracias a esa estructura narrativa que mezcla perfectamente pasado y presente. La magia de la película también radica, por tanto, en ese desarrollo enigmático, tan insondable como la propia Martha y durante el cual, como ella, los espectadores nunca nos sentimos a salvo. El resto del reparto está estupendo, empezando por el cabecilla de esa suerte de secta disfrazada de comuna hippie, un hombre, el chalado-lava cerebros de turno, que suelta unos discursos e impone unas enseñanzas tan enfermizamente atractivas que logran eclipsar cualquier atisbo de personalidad en sus jóvenes seguidores, muy bien interpretado por el siempre convincente John Hawkes, así como la hermana de Martha y su cuñado, a los que dan vida Laura Paulson y Hugh Dancy respectivamente, que actúan como ancla a la vida real, la que todos conocemos y como contraste con la de Martha, pues una sensación de extrañeza y de falta de pertenencia es lo que se palpa en el ambiente y lo que invade a la protagonista, que nunca parece saber dónde está ni porqué.
Martha Marcy May Marlene, es un drama psicológico sobre la identidad y la pérdida de la misma, reflejo del trastorno y la confusión que supone que el individuo viva sin saber quién es. Una radiografía de un estado mental perturbado, en una cinta que nos envuelve para hacernos partícipes del temor, la angustia y la incertidumbre que planea sobre la desgraciada vida de esta joven mujer que lucha contra fantasmas reales e imaginarios. Una propuesta más que interesante que, sin duda, no deja indiferente.