CRITICA – ‘The Lords of Salem’: Nuestro amigo Satán

Heidi (Sheri Moon Zombie), una DJ de una emisora de radio, que recibe una misteriosa caja de madera que contiene un disco, “un regalo de los señores”. Heidi lo escucha y los extraños sonidos que surgen de sus surcos provocan inmediatamente flashbacks del violento pasado de Salem. ¿Se está volviendo loca Heidi, o es que los señores de Salem pretenden regresar para vengarse de la Salem actual?

Director: Rob Zombie
Reparto: Christopher Knight, Sheri Moon Zombie, Dee Wallace, Maria Conchita Alonso, Lisa Marie, Sid Haig, Bruce Davison, Meg Foster, Billy Drago, Patricia Queen, Ken Foree, Judy Geeson, Bonita Friedericy, Daniel Roebuck, Richard Lynch.

Trailer 1 (V.O.S.E.) Trailer 2 (V.O.) Trailer final (V.O.S.E.)

Rob Zombie. Ese heavy metalero reconvertido en director adorado cual belcebú por tropas de fans del gore y la casquería. Empezó su andadura en la banda de metal White zombie hasta que en el año 2003 decidió probar suerte en el mundo del cine (de serie B, por supuesto) y poner al servicio de nuestros deseos cinematográficos más grotescos su imaginería visual y su demencial forma de escribir y dirigir. Y empezó bien, su primera película La casa de los 1000 cadáveres es una agobiante y desatada mezcla de gore, angustia, homenaje cinéfilo, humor negrísimo y personajes para el recuerdo (el Capitán Spaulding, interpretado por Sid Haig, personajazo donde los haya).

Con ella consiguió un gran éxito de taquilla, darle un poco de aire fresco al género y reunir a una legión de seguidores amantes de su enfermiza narración, un tipo de cine destinado ya desde su concepción a ser considerado de culto. Pero Zombie no había tocado el cielo aun, sino que sentó las bases con su ópera prima para regalarnos después una película inolvidable con esa secuela titulada Los renegados del diablo y aquí sí, no sólo consiguió mantener el nivel de la primera sino que su guion es una pequeña joya. A nivel técnico también se nota una mejora con respecto a su anterior trabajo y en esta ocasión nos hace seguir a esta familia de psicópatas en una especie de road movie por las carreteras secundarias norteamericanas, entre moteles y puticlubs. Otis, Baby (cómo le gusta a Zombie recrearse en el cuerpo de su señora esposa) y el Capitán Spaulding ya son personajes para no olvidar jamás, pero además hay escenas que son un lujazo (la del crítico de cine por poner un ejemplo) y encima cuenta con un tramo final que es una auténtica maravilla. Una exhibición totalmente lunática de su talento y una delicia para cualquier amante del género. Tras estas dos cintas centradas en la familia Firefly, se fue a contarnos la historia de otra prole de desequilibrados y realizó el más que decente remake del Halloween de John Carpenter en Halloween: el origen, a la que siguió una secuela. 2012 fue el año del regreso de Zombie a la gran pantalla (después de haber pasado por la tele, la animación y algún que otro cortometraje) y en su quinto largometraje nos trae The Lords of Salem, una película que parece mucho más madura y calmada que sus anteriores filmes. Zombie construye una cinta de suspense con toques de drama alejado esta vez del terror, el gore y la casquería de sus primeras películas. El director es muy diestro a la hora de crear ambientes extraños y aquí lo consigue a través de unas muy bien rodadas escenas con reminiscencias a grandes maestros del cine como Polanski o Kubrick. A su mujer, Sheri Moon Zombie, de nuevo a la cabeza del reparto, le ofrece en esta ocasión un registro totalmente distinto, dando vida a una mujer de personalidad algo frágil, que va sufriendo una transformación anímica y psicológica a medida que los sucesos relacionados con un misterioso disco que aparece en su vida se van sucediendo. Se encuentra cada vez más aterrada y desorientada a medida que van avanzando los días y Zombie consigue que su sufrimiento ser realmente palpable. La protagonista co-presenta un programa nocturno de radio, junto a dos compañeros interpretados por Jeff Daniel Phillps y Ken Foree. Todo ocurre dentro de la normalidad hasta que reciben en el estudio el mencionado disco que parece tener un extraño efecto en la protagonista y en otras mujeres de la ciudad. A través de unos cuantos flahsbacks y de lo que investiga el personaje de Bruce Davison, escritor y experto en brujería, vamos conociendo la historia de Salem y su relación con los hechos ocurridos en el presente. A todo esto también hay que añadir a las tres vecinas de Heidi, esas que no querrías que jamás te invitasen a un té (o sí) y genialmente interpretadas por Judy Geeson, Dee Wallace y Patricia Quinn.

Parece que las brujas quieren saldar cuentas con el pasado y los aquelarres, las visiones y pesadillas perturbadoras que comienza a tener Heidi y una puesta en escena cada vez más rara nos acompañan, mientras somos testigos de sus oscuros planes. Zombie da rienda suelta de nuevo a su apabullante creatividad, mezclado con su siempre presente homenaje al cine de terror de los 70 del que tanto ha bebido. Y consigue una cinta sombría y tenebrosa. Pero no nos confiemos, es Rob Zombie y el desate también está asegurado, así crea un tramo final de escándalo en el que ya todo es posible. No es su mejor guion, de hecho la cinta no parece contar mucho, pero merece la pena por ver lo que se guarda Zombie esta vez bajo la manga. Y si algo hay que destacar siempre en sus películas son sus maravillosas bandas sonoras. The Lords of Salem no iba a ser menos y aquí nos encontramos desde Mozart a The Velvet Underground, para disfrute de los melómanos.
The Lords of Salem es una cinta de terror que va construyendo su historia de forma pausada, a medida que todo se vuelve más y más extraño. No es perfecta, su guion puede que no contenga mucha complejidad, pero no deja de tener un montón de elementos destacables, además tiene pinta de ganar con visionados posteriores. Y Rob Zombie vuelve a dejar su toque demencial en este descenso a los infiernos de una mujer conectada irremediablemente con el mal, mientras las brujas de Salem vuelven a bailar y cantar alrededor del fuego bajo el que ardieron antaño.