Estreno en España: 17 de Mayo de 2013.

La película sigue los pasos de Nick Carraway (Tobey Maguire), un hombre parecido a Fitzgerald que aspira a ser escritor, cuando abandona la región central de los EE.UU. y llega a Nueva York en la primavera de 1922, una época de decadencia moral, jazz palpitante y de los reyes del contrabando de alcohol. Persiguiendo su propio Sueño Americano, Nick acaba siendo vecino de Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio), un millonario misterioso que da fiestas continuamente. Al otro lado de la bahía vive su prima Daisy (Carey Mulligan), y su marido mujeriego y aristócrata, Tom Buchanan (Joel Edgerton). De esta manera Nick entra en el mundo cautivador de los súper ricos con sus ilusiones, sus amores y sus engaños. A medida que Nick es testigo de aquello, tanto dentro como fuera del mundo que habita, escribe una historia de amor imposible, sueños incorruptibles y grandes tragedias, y alza un espejo a nuestra propia época y luchas actuales.

Director: Baz Luhrmann
Reparto: Leonardo DiCaprio (Jay Gatsby), Carey Mulligan (Daisy Buchanan), Tobey Maguire (Nick Carraway), Joel Edgerton (Tom Buchanan), Hayley Atwell (Jordan), Gemma Ward (Languid), Callan McAuliffe (Joven Jay Gatsby, Jason Clarkev (George Wilson), Elizabeth Debicki (Jordan Baker).

Web Oficial en español: www.elgrangatsby-es.com
Web Oficial: www.thegreatgatsbymovie.com

CRITICA

Mucha fiesta y poca trascendencia

F. Scott Fitzgerald escribió en 1925 El gran Gatsby, novela enmarcada ya dentro de los grandes clásicos de la literatura de nuestro tiempo. Una historia sobre un misterioso millonario y también retrato de la sociedad norteamericana de los años 20, tan decadente como materialista y superficial, que era reflejo de una generación de jóvenes conscientes de que su único cometido en la vida era saltar de fiesta en fiesta, sin más preocupaciones que elegir entre el whiskey o el champagne. El libro ha tenido varias adaptaciones, siendo la más recordada la de 1974 dirigida por Jack Clayton e interpretada por Robert Redford y Mia Farrow. La cinta se convirtió en icono de estilo de una época, unos años 20 en los que el lujo, el alcohol, las fiestas y los romances prohibidos estaban a la orden del día.

Unos cuantos años después, el australiano (y experto en espectáculos visuales) Baz Lurhmann nos devuelve a aquel período con ese estilo enérgico y alegre tan particular suyo que ha hecho que la mayoría de sus películas sean tan sumamente especiales. El director ha cosechado grandes éxitos desde sus inicios y es que es imposible (para el espectador que conecte con su cine) no amar para siempre Romeo + Julieta de William Shakespeare o Moulin Rouge, sus dos obras cumbre, ni olvidarse de sus fantásticas bandas sonoras y sus historias de amor perfectas.
Por tanto, si hay un realizador al que le vaya como anillo al dedo retratar el argumento de El gran Gatsby, ese es sin duda, Lurhmann. Y su enfoque videoclipero, excéntrico, sus grandilocuentes y rápidas tomas, sus puestas en escena luminosas y de brillos infinitos, sus adecuadas bandas sonoras, su gusto por las imposibles y tremendas historias de amor, así lo constatan. Todo ello encaja para trasladar a la gran pantalla una historia sobre el lujo, los excesos, la apariencia, el omnipresente sueño americano y la imposibilidad de que el amor verdadero pueda sobrevivir en tal contexto. Si bien es cierto que la cinta está construida a base de escenas muy rápidas y que el director vuelve a montar un parque de atracciones ante nosotros, la película no escapa al aburrimiento. Y junto con la poca profundidad que se transmite de su trama (la cual no deja de ser una gran tragedia), ese es uno de sus grandes problemas. Durante el 80% de la película parece darnos igual si van, si vienen o de qué hablan, aunque afortunadamente el maravilloso montaje final salva un poco el barco. La primera hora de la película es la más liviana, todo en ella es fiesta, luz y color. A partir de aquí el drama se empieza a palpar mientras todo se centra ya en el personaje de Gatsby, en Daisy y su historia en común. Pero es una relación que logra solo a medias provocar el calado que estamos anhelando los que observamos. Y lo tenía todo para ser grandiosa y eterna.

A nivel visual y técnico, no hay ni una pega que ponerle. El vestuario es punto y aparte también, igual que su oportuna banda sonora, una cuidada selección musical que incluye a Lana del Rey (que acompaña la que es, quizás, una de las partes más bonitas de la película y más esperanzadoras para el espectador), Florence and the Machine o Fergie y Jay Z. Otro punto a su favor es, como no, su reparto. Leonardo DiCaprio es la película y este actor capaz de cualquier cosa, brilla con luz propia. Tiene el carisma suficiente para dar vida a este rico misterioso, tan perfecto en cada escena como esos trajes maravillosos que lleva. Eso sí, no era necesario que cada dos palabras repitiera ese cansino ‘old sport’. Carey Mulligan también está muy adecuada como Daisy, capaz de transmitir el dolor por lo que nunca tuvo y a la vez, parecer una niña mimada, superficial y egoísta. El tercer pilar de la película es un Tobey Maguire que también cumple con creces en el papel de cronista de los acontecimientos, irremediablemente atraído hacia Gatsby y su mundo. Y cierran el reparto Isla Fisher, un magnífico Joel Edgerton como Tom Buchanan y Elizabeth Debicki como Jordan Baker, la mejor amiga de Daisy.
No se le puede negar a Baz Lurhmann su intención de captar al máximo el espíritu de una época y de estos personajes en concreto. Y funciona su reparto, su diseño, su exuberancia visual, su música,… Pero el resultado se queda en lo superficial, algo no acaba de encajar del todo en El gran Gatsby. Porque la magia que traspasó la pantalla con Moulin Rouge o Romeo + Julieta es aquí prácticamente inexistente. Con todos los elementos a su favor y una puesta en escena para quitarse el sombrero, a la narración le falta corazón, nos deja fríos y con la frustrante sensación de que es incapaz de que la historia esté por encima de su precioso envoltorio.

Lo mejor: Puesta en escena, reparto.
Lo peor: Una historia incapaz de transmitir lo que pretende.

Nota: 5

Crítica escrita por: Bea Varela

5 Comentarios

  1. Y qué opinais sobre ver la película en 3D O 2D? Agradecería opiniones porque no tengo ni idea de como verla. Nunca he visto una película en 3D pero intuyo que este tipo de películas no vale la pena verlas así…

  2. La he visto en 3D y la verdad es que afecta para mal por qué se trata de una película infinitamente colorista y al ponerte las gafas esta se torna bastante más oscura de lo que es, y dejando el 3D a parte, a mí también me ha dejado bastante indiferente, a pesar de contar con escenas increíbles como la última compartida con la chica que interpreta Isla Fisher y con un reparto espléndido, siendo para mí de lo mejor la interpretación de Edgerton, un actor casi desconocido para mí que solo había visto en "La noche más oscura" como secundario junto al que casualmente aparece también en esta película Jason Clarke, pero a DiCaprio le prefería en "Django", sin desmerecer su actuación aquí

  3. La belle époque de la antigua cinta de Redford, discurría tranquila, igualmente colorista y trascendente hasta la tragedia final.
    Lo que vimos ayer fué insoportable, una montaña rusa de camaras subjetivas y carreras de coches de 8 cilindros sin gracia ninguna. Aburrida y en momentos soporífera.
    Y el protagonísta ex Spiderman no es al actor adecuado para ésta película.
    Por último, Daisy….yo esperaba una Daisy que me enamorara, ojos claros….seductora….nada de eso ví ayer.
    Sumando….totalmente prescindible. Pagué 20 euros de cine, 10 de parking….lo mejor, los bocatas.

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