Estreno en España: 10 de Febrero de 2012.

Una pareja, Roméo (Jérémie Elkaïm) y Juliette (Valérie Donzelli). Un niño, Adam. Una lucha, la enfermedad. Y, sobre todo, una gran historia de amor, la suya.
Director: Valérie Donzelli
Reparto: Valérie Donzelli (Juliette), Jérémie Elkaïm (Romeo), César Dessix, Gabriel Elkaïm, Brigitte Sy (Claudia), Elina Lowensohn (Alex), Michèle Moretti (Geneviève), Philippe Laudenbach (Philippe), Bastien Bouillon (Nikos).

Trailers de la película:

CRITICA

Aprendiendo a sobrevivir

La cruel realidad que nos acecha constantemente, y que intentamos esquivar una y otra vez, puede ser contada de mil formas, puede verse a través de tantos ojos como personas hay en este mundo. En Declaración de guerra, su directora lo ha tenido claro, y la terrible prueba de enfrentar la enfermedad de un hijo, que con 18 meses ni siquiera ha empezado a vivir, es tratada con un halo de optimismo que renueva las fuerzas de todo aquel que vea esta película, si es que alguna vez las había perdido. Y lo hace sin azucarar el tema, sin meter el dedo en la llaga, consiguiendo un equilibrio difícil de conseguir en obras que tratan este tipo de asuntos.

En una sociedad cada vez menos acostumbrada a soportar el dolor y, menos aún, la muerte, esta pareja de treintañeros sucumben de la noche a la mañana a una pesadilla que jamás hubieran podido imaginar. Sin embargo, el tono de la película nunca es agorero, sino todo lo contrario, no se recrea en el sufrimiento del niño, cosa que agradecemos profundamente y sí apuesta por reflejar cómo dos personas felices y enamoradas sacan fuerzas de lo más profundo para superar un bache juntos. Cómo toman la decisión de vivir, de disfrutar, de ser valientes para luchar en el campo de batalla y no dejarse arrastrar por la desgracia que ha llamado a sus puertas, y todo ello sin caer en sensiblerías, simplemente mostrando sus lógicos acuerdos y desacuerdos, la cara alegre y amarga de una situación que intentan mantener bajo control.
Interpretados por unos actores que sienten sus papeles hasta el último poro de su piel, ambos lo bordan en dos actuaciones naturales y realistas, entregados a mostrar una relación en la que están presentes todos y cada uno de los estados emocionales por los que una pareja puede pasar en circunstancias similares, desde el comienzo donde todo es felicidad y pasión, hasta los momentos donde la responsabilidad de tener un hijo cambia sus prioridades, y nos harán reír y llorar con ellos, porque lágrimas de alegría y tristeza serán las que acudan a nosotros ante el devenir de su historia.

La película, premiada en el pasado Festival de cine de Gijón al mejor film, actor y actriz, intenta romper con los estereotipos que inundan cintas del estilo y vaya si lo consigue. Sin dejar de lado un drama que inevitablemente está ahí, la cinta muestra la grandeza que habita en nuestros esfuerzos de superación, en el empeño en ganar una guerra que a cualquiera se le vendría grande y, sobre todo, habla de la pareja, una pareja que interpreta, escribe el guión y dirige una historia algo autobiográfica y que refleja en parte una vivencia de Valerie Donzelli y Jeremie Elkaïm (lo que no hace sino aumentar la veracidad e intensidad del relato). La dirección de Donzelli implica de lleno al espectador y es a través de ello que compartimos con ellos cada etapa de este inesperado y agotador viaje, lleno de incertidumbre y desasosiego pero que también abre las puertas al humor, la esperanza, el amor y, sobre todo, a la vida. El drama está presente en su justa medida y la relación de pareja es tan real como la vida misma, reflejándose perfectamente el paulatino cansancio que se va apoderando de ellos.
Valerie Donzelli consigue, además, dotar de originalidad y encanto a una historia que huye de esos lugares comunes típicos de este tipo de cintas que intentan poner a prueba una y otra vez la resistencia del espectador ante tan doloroso panorama, y en cambio, incluye aspectos en la narración que la alejan de los tópicos y donde la música tiene un papel muy importante, con momentos estelares producto de una cuidada y bien integrada banda sonora.
Y con todos estos elementos, en Declaración de guerra, directora y guionistas consiguen construir una historia sobre la enfermedad que se atreve a ir más allá, que nos sorprende por su sentido del humor, su sensibilidad y su autenticidad y que nos ofrece, en su sencillo mensaje, la sensación de haber sido testigos de unas emociones reales y de haber vivido con estos Romeo y Julieta del siglo XXI algo verdaderamente excepcional.

Lo mejor: El enfoque optimista
Lo peor: Para algunos espectadores resultará “demasiado” bonito
Nota: 7,5

Crítica escrita por: Bea Varela

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