Estreno en España: 11 de Noviembre de 2011.

Nick (Jesse Eisenberg) es un repartidor de pizza en una pequeña ciudad de vida mundana que choca con los planes de dos grandes aspirantes a criminales (Danny McBride y Nick Swardson). El volátil dúo secuestra a Nick y lo obliga a robar un banco. Con pocas horas para llevar a cabo la tarea imposible, Nick se alista con la ayuda de ex-mejor amigo, Chet (Aziz Ansari). Mientras corre el reloj, ambos deben hacer frente a la policía, los sicarios y a su tumultuosa relación personal.

Director: David Dobkin
Reparto: Jesse Eisenberg (Nick), Danny McBride (Dwayne), Nick Swardson (Travis), Bianca Kajlich (Juicy), Michael Peña (Chango), Aziz Ansari (Chet), Fred Ward (El Mayor), Johnny Yong Bosch (Nicholas), Dilshad Vadsaria (Kate), Jordan Trovillion, Angelique Sky, Alex Rush, Elizabeth Wright Shapiro.

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CRITICA

La bolsa o la pizza

Ruben Fleischer y Jesse Eisenberg vuelven a unir fuerzas en esta comedia de ritmo frenético, chistes fáciles, personajes simpáticos, un humor al que le cuesta algo arrancar y una historia que aunque dista mucho de ser perfecta, al menos resulta entretenida durante su corto metraje. La película no pretende otra cosa, pero está muy lejos de llegar al nivel de frescura y originalidad que el director alcanzó con Bienvenidos a Zombieland, con la que debutó notablemente y a la que es casi imposible no mencionar al hablar de su segunda incursión en el género. Y es que a esta cinta le cuesta situarse y durante sus, por lo menos, primeros 20 minutos se compone de una serie de chistes malos que no consiguen arrancar ni una sola risa al espectador y, siendo esto lo único que un film de estas características puede aportar, resulta algo decepcionante.

Pasado este primer bache, la película, que se basa de forma superficial en un incidente ocurrido en la realidad, levanta afortunadamente el vuelo antes de que sea demasiado tarde y la demos por perdida y en cuanto los dos vagos interpretados por Danny McBride y Nick Swardson comienzan a urdir su malévolo plan la cosa empieza a funcionar. Es cierto que contando con todos los elementos de los que disponía, podría haber sido absolutamente descacharrante y para demostrarlo tenemos escenas como la del robo al banco que sirve como ejemplo de lo que se tenía entre manos y no se supo aprovechar bien, pero también es verdad que no busca nada más que entretener al espectador a base de personajes que rozan la locura y la idiotez y líneas de diálogo que entremezclan lo grosero con momentos de lucidez cómica, por lo que resulta complicado exigirle algo más.
El elenco que la compone encaja perfectamente con el tono de la película, destacando sobre todo a Aziz Ansari, que se lleva la palma en aquellos momentos en los que se vuelve un loco histérico y Jesse Eisenberg, quien ya demostró que no se le daba nada mal la comedia en su primera colaboración con Fleischer y que cuenta además con ese aspecto de vecino de al lado que hace fácil que te caiga bien, que empatices con él y seas capaz de sentir cariño hacia un personaje al que olvidarás en cuanto abandones la sala de cine.

La combinación de ambos actores salva algunas escenas mediocres y hace grandes otras que resultan bastante divertidas, como el tronchante encuentro con el policía o la escena en los pasillos del colegio donde trabaja Ansari. El resto de actores también tienen su momento de gloria, como todos los protagonizados por el ex marine, que acaba por resultar un personaje algo desaprovechado por lo prometedor que parecía o los dos malos oficiales interpretados por Nick Swardson, actor al que su personaje con pocas luces pero buen fondo le va como anillo al dedo y Danny McBride, que da vida a ese gran idiota sobrado de sí mismo que intenta hacer la jugada de su vida para convertirse en millonario.
La acción no se queda corta y el director nos regala persecuciones en coche al compás de clásicos de los 80, disparos, peleas y matones, elementos que unidos al humor nos acompañarán durante este entretenido viaje hasta llegar a un final que cumple con lo esperado resultando gracioso y trepidante.
30 minutos o menos no es la comedia del año pero sí es una película que no por simple deja de ser divertida, amena y con un casting acertado, en la que no te planteas fallos de guión o giros previsibles, sino que simplemente te dejas llevar por su ritmo imparable y te olvidas del mundo durante 78 minutos, durante los cuales degustarás una película de consumo rápido pero que deja buen sabor de boca, lo que sin dudarlo, era su principal objetivo.

Lo mejor: Es corta y no aburre.
Lo peor: El personaje de la hermana de Ansari sobra.

Nota: 6

Crítica escrita por: Bea Varela

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