CRITICA – ‘Los amantes pasajeros’: Plan de vuelo: suba y disfrute de este locurón

La acción sitúa a un grupo de personajes variopintos en situación de riesgo dentro de un avión que se dirige a México D.F. La indefensión ante el peligro provoca una catarsis generalizada que acaba convirtiéndose en el mejor modo de escapar a la idea de la muerte. Esta catarsis, desarrollada en tono de comedia desaforada y moral, llena el tiempo de confesiones imprevisibles que les ayudan a olvidar la angustia del momento y a enfrentarse al mayor de los peligros, el que cada uno lleva dentro de sí mismo.

Director: Pedro Almodóvar
Reparto:Hugo Silva, Javier Cámara, Antonio de la Torre, José María Yazpik, Miguel Ángel Silvestre, Carlos Areces, Carmen Machi, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Paz Vega, Blanca Suárez, Lola Dueñas, Cecilia Roth, Guillermo Toledo, Raúl Arévalo, José Luis Torrijo, María Morales, Pepa Charro, Laya Martí

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La carrera de Pedro Almodóvar siempre ha estado marcada por ciertos elementos. A principios de los 80, selló (estética y cinematográficamente hablando) un antes y un después como representante de la movida madrileña, en un país que venía de unos años en los que el avance se había detenido en el tiempo y donde parecía que todo llegaba de golpe. Se buscaba el exceso, lo diferente, llamar la atención aquí y fuera de nuestras fronteras, los colores chillones y la exageración en todo, para crear una brecha con lo anterior. Convertido en icono, junto a otros muchos que años después aun representan una ruptura cultural que afectó a todas las artes, Almodóvar se caracterizó por un cine sin tapujos en el que tenían cabida todas las piezas que podrían escandalizar a aquel país gris que todavía quedaba muy cercano: sexo, putas, homosexuales, travestis, drogas, pero también dos de sus grandes temas: las mujeres y la maternidad, todo aderezado con mucho humor para, en muchas ocasiones, contar verdaderos dramones.

En fin, un cine representante de una joven sociedad tan necesitada de todo, que todo lo quería a la vez, marcando unos inicios de exceso y extravagancia y tocando el cielo con algunos títulos como Mujeres al borde de un ataque de nervios o desatando las mayores pasiones en Átame! o Tacones lejanos. Dejada atrás su primera etapa y los inicios de la década de los 90, el cine de Pedro Almodóvar se fue envolviendo en una capa de sobriedad, no totalmente, ahí seguían sus excentricidades, pero la evolución hacia un cine más maduro y serio se ve reflejado en ejemplos como Todo sobre mi madre, Volver o en la más reciente La piel que habito.
Con Los amantes pasajeros, vuelve el Pedro más ameno, liviano, cachondo y sexual de los primeros tiempos, no igual, no estamos en los 80 y aunque siga siendo Almodóvar y la sociedad continúe estando al borde del abismo, la vida ya no es tan divertida, imposible tomársela con el mismo espíritu que antaño. Su nueva comedia es una cinta que, sin ser de sus mejores obras, consigue sacarnos unas cuantas risas a base de un humor fácil y absurdo, desvergüenza, un batiburrillo de personajes sin pelos en la lengua que interpretan algún que otro momentazo y un ritmo que no aburre (salvo en algún episodio puntual) y, sobre todo, gana muchos enteros gracias a ese trío de fenómenos formado por Raúl Arévalo (fantástico), Carlos Areces y Javier Cámara, los artífices de que este guion se sostenga y protagonistas de los mejores y más divertidos momentos de la película. Cabe destacar, aparte del trío, que el conjunto del reparto (en su mayoría) encaja y es capaz de regalarnos situaciones geniales, sobre todo Lola Dueñas que desde el primer instante en el que entra en esa cabina desata nuestras carcajadas. Pero el resto también tiene su espacio y ahí tenemos a Miguel Ángel Silvestre (el momento con los tres azafatos es divertidísimo), los dos pilotos a los que dan vida Hugo Silva y Antonio de la Torre, una perseguida por el CNI Cecilia Roth, las llamadas telefónicas de Willy Toledo o una drogada Pepa Charro. Sin duda aquí los actores lo son todo, ganando la partida Raúl Arévalo y Carlos Areces, lo mejor de la cinta.

No se puede ir esperando encontrar algo más en la nueva propuesta de Almodóvar, así que más vale prevenir a la audiencia. Es esta una comedia sin grandes lecturas, tampoco era su intención, sino un divertimento de hora y media donde el director construye un guion sencillo pero efectivo en muchos momentos, divertido en muchos otros y cuya pretensión no es otro que sacar las risas del espectador. Quizás no sea el culmen de la originalidad, sino más bien tanto la premisa como el nudo o el desenlace son sencillos, los personajes carecen de profundidad y simplemente el manchego nos dice que nos subamos a ese avión a pasarlo bien, que ya si eso para la próxima nos ofrece algo más, que ahora toca reírse y punto. Y así, infidelidades, hombres metidos en el armario que están más fuera que dentro, pasiones, sexo descontrolado (aquí fruto de un subidón colectivo) son los elementos que nos ofrece para montar la fiesta y de paso, toca algo la situación económica por la que atraviesa España con su siempre particular forma de reflejar la sociedad actual, fruto, eso sí de un guion que tira más de chiste que de construir una verdadera trama en la que la comedia sirva como filtro de una dramática realidad en la que todos estamos inmersos o a través del drama de alguno de los personajes, inexistente aquí. También es verdad que determinados personajes no terminan de convencer y es el caso de Blanca Suárez. Por otro lado, para compensar los minutos fuera del avión, nos encontramos con cameos entrañables como los de Paz Vega o Carmen Machi.
Los amantes pasajeros no es una de las grandes películas de Pedro Almodóvar, pero no cabe duda de que alegrará el día a aquel que vaya al cine habiendo dejado los recelos ante lo nuevo del manchego en casa. Los intentos por buscar algo más profundo o trascendental caerán en saco roto, pero se pasa un buen rato, te echas unas risas y días después, ya aterrizados, el recuerdo de este viaje sobrevolando Toledo es positivo.