Estreno en España: 8 de Febrero de 2013.

Es el año 91, y Charlie (Logan Lerman), académicamente precoz y poco sociable, es un marginado, siempre observando desde la distancia, hasta que un par de jóvenes carismáticos lo acogen bajo su ala. La bella Sam (Emma Watson), de espíritu libre, y su hermanastro Patrick (Ezra Miller), sin miedo a nada, cuidan de Charlie ofreciéndole nuevas amistades, el primer amor, sexualidad floreciente, fiestas sin fin, pases a medianoche de The Rocky Horror Picture Show y la búsqueda de la canción perfecta. Al mismo tiempo, su profesor de inglés, el Sr. Anderson (Paul Rudd), lo introduce en el mundo de la literatura, fomentando su sueño de ser escritor. Pero a pesar de que Charlie prospera en su nuevo y cada vez más creciente mundo, el dolor de su pasado (el cual incluye el suicidio de su mejor amigo Michael y la muerte accidental de su amada abuela), se esconde bajo la superficie. Mientras sus viejos amigos planean dejar los hogares para ir a la Universidad, el precario equilibrio de Charlie comienza a desmoronarse, hallándose en su tristeza una revelación desconcertante.

Director: Stephen Chbosky
Reparto: Emma Watson (Sam), Logan Lerman (Charlie), Ezra Miller (Patrick), Paul Rudd (Bill), Mae Whitman (Mary), Melanie Lynskey (Helen), Johnny Simmons (Brad), Nina Dobrev (Candace), Dylan McDermott (Padre), Kate Walsh (Madre), Julia Garner (Susan), Tom Savini (Sr. Callahan).

Web Oficial: www.perks-of-being-a-wallflower.com

Trailer de la película:

CRITICA

El latido de la juventud

La adolescencia. Ese periodo de la vida lleno de tantos contrastes y complejidades, de crisis existenciales, ese momento único donde las cosas se viven, se sienten y se perciben como en ninguno otro de nuestras vidas. Las ventajas de ser un marginado no es una película más sobre esta etapa, sino que sabe captar a las mil maravillas ese espíritu y esa sensación, esa capacidad de apreciar el momento, de vivirlo tan intensamente como si no hubiera nada más antes ni después, como si solo existiéramos en ese corto espacio de tiempo.

La amistad, el amor, el rechazo, todo es reflejado aquí como es, la esencia de unos sentimientos que nunca volverán y que para los espectadores que ronden las edades de los protagonistas, será todo un ejercicio de identificación, para los que ya la hemos dejado atrás, uno de nostalgia que reconforta a la vez que entristece dejándonos, tal vez, un poso algo agridulce. Porque todos hemos llevado un Charlie dentro y, quizás nunca soltamos un discurso como el suyo atravesando un túnel, pero, sin duda, podemos identificarnos con su mensaje. Y la clave de esta cinta está en ser capaz de atrapar algo tan difícil como es esa forma de sentir tan fugaz.
Basada en su propia novela, Stephen Chbosky dirige a un grupo de chavales en estado de gracia y, de forma natural, nos cuenta la historia de Charlie (el chico tímido y solitario) y sus imperfectos amigos, esos que no están en el equipo de animadoras, ni en el club de ajedrez, los que pasan desapercibidos. Más que marginados, son invisibles y la película también funciona como el reflejo de las ganas inmensas que uno tiene de encontrar su sitio en el mundo a esta edad, de las amistades que un día lo son todo y al día siguiente ya no están ahí. Y lo relata de una manera encantadora y maravillosa, donde sin necesidad de machacar a sus personajes con dramas extremos ni al espectador con un exceso de sensiblería, nos cuenta lo que significa vivir este momento. Seguramente vista con la edad, los problemas de estos chicos nos parezcan poco importantes, pero ¿quién no ha estado preocupado por estas cosas alguna vez? Estos adolescentes, que escuchan música con la que identifican su desconsuelo existencial, están simplemente dejando atrás la niñez para convertirse en adultos y, probablemente, comprendiendo quienes son en ese preciso instante, tomando su lugar en el mundo, gracias al empujón que les dan los demás, ya sea un amigo, un padre o un profesor.

Ambientada en lo que parece ser principios de la década de los 90, todo lo anteriormente descrito se refleja también en unos personajes capaces de cautivar a la audiencia. El trío protagonista es, simplemente, un trabajo de casting maravilloso. Por un lado tenemos a los hermanastros interpretados por Emma Watson, ese alma independiente y entusiasta y Ezra Miller, que está pletórico en un papel alejadísimo de su debut, aquel niño psicópata de Tenemos que hablar de Kevin y que se lleva la película de calle. El actor lo tiene fácil para eclipsar al protagonista, pero Logan Lerman lo hace fantásticamente como Charlie, un chico acostumbrado a pasar desapercibido que encuentra la forma de enfrentarse a sus demonios gracias a las experiencias vividas con este grupo de peculiares amigos. Y ser el personaje vergonzoso puede ser mucho más desagradecido, pero la verdad es que el actor convierte a Charlie en un absoluto encanto, además de contar con un arco dramático que le hace muy interesante. También en los secundarios está la gracia de todo el asunto y, además del siempre genial Paul Rudd, hay que destacar a una divertida Mae Whitman, como esa mitad budista mitad punky, que se da una tremenda importancia mientras revela en sola una frase lo voluble de su propia existencia. La adolescencia y el instituto pueden ser una absoluta calamidad. Y los temas aquí siguen siendo los de siempre: la falta de respuestas, la incomprensión o el egocentrismo, unido a las fiestas, las drogas y el primer amor. Pero, a pesar de poder parecer la historia mil y una veces contada, el guion de Chbosky está salpicado de pequeños detalles que la hacen grande y diferente y juega con el drama y la comedia muy bien, hasta llegar a un final que roza lo angustioso.
Llena de escenas preciosas y mágicas, referencias a la cultura pop y de la inocencia propia de una era pre-internet, Las ventajas de ser un marginado es una historia en la que se detiene el tiempo, en la que nos sentimos eternos y que apela a nuestra sensibilidad y nuestra añoranza ante el recuerdo de una etapa de la vida tan difícil como única e irrepetible. Pero lo más importante y que va más allá de cualquier otro elemento, es que captura el sentimiento de perpetuidad que, con 17 años, emanó alguna vez de nosotros. Sabemos que lo que refleja la cinta no durará más que un segundo, pero ellos en ese momento fueron infinitos y su himno ya es esa canción de David Bowie en la que, por un día, pudieron ser unos héroes. No dejéis escapar esta maravilla.

Lo mejor: Que todos sus elementos encajan.
Lo peor: Que algunos la dejen pasar por creer que es otra más sobre institutos.

Nota: 8,5

Crítica escrita por: Bea Varela

2 Comentarios

  1. A mi en general me gustó y Ezra Miller es maravilloso, a parte de que cuenta con potentes escenas como las de la tía (otro de los personajes secundarios que me llamó la atención interpretada por una actriz que solo he visto en 'Dos hombres y medio'), pero no me quedó claro si al final la tía maltrataba a Charlie o no después de ver lo maravillosa que parecía ser, y tampoco entiendo el por qué de censurar en su momento parte de la pelea en qué Charlie defiende a Patrick en la cafetería. A destacar que siento nostalgia por Emma Watson ;(

  2. Yo también me quedé con la cosa de no entender al final qué pasaba con la tía o qué le hacía. Y si le maltrataba, por q charlie dijo qe fue su persona favorita?

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