CRITICA – ‘La cara oculta’: Suspense a medio gas

Estreno en España: 16 de Septiembre de 2011.

Adrián (Quim Gutiérrez), un maestro de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, y su novia Belén (Clara Lago) parecen estar muy enamorados. Pero cuando Belén empieza a dudar de su fidelidad, desaparece sin dejar rastro. Afligido, Adrián encuentra consuelo tanto en su música como en los brazos de una hermosa camarera, Fabiana (Martina García). Pero a medida que la pasión entre ellos crece, las preguntas sobre la misteriosa desaparición de Belén comienzan a aflorar.

Director: Andrés Baiz
Reparto: Quim Gutiérrez (Adrián), Clara Lago (Belén), Martina García (Fabiana).

· Ficha de la película

Cuando una película quiere contar una historia sobre el amor enfermizo, la pasión y los celos, en un escenario de suspense, tensión y agobio, se agradece que se haga con mayor contundencia, porque esta cinta, que intenta reflejar lo dicho, se queda a medio camino en casi todo. El suspense no provoca nerviosismo, miedo o susto sino que nos pasamos casi una hora viendo al personaje de Martina García (Fabiana) paseando por un caserón apartado del mundanal ruido, mientras se cierran puertas de golpe, las tormentas cortan la luz y se empeña en preguntar, una y otra vez, si hay alguien ahí. Y durante el mismo tiempo, la parte de la pasión y los celos no termina de entrar en juego y lo único destacable es observar a un Quim Gutiérrez (Adrián) sospechoso, con expresiones y miradas esquivas, que sí consigue que nos creamos la ambigüedad de su personaje.

La intención de la película, durante su primera parte, de que el espectador note que hay algo en la casa, se queda en agua de borrajas, porque la presencia en cuestión nunca es lo suficientemente agobiante, no la notas respirando en tu nuca y atrapándote hasta llevarte a la paranoia, como sí ocurría en uno de los films a los que remite, la Rebecca de Hitchcock, en la que el personaje fantasmal se dejaba sentir en cada rincón de aquella mansión. Pero es que en La Cara Oculta, nunca llegamos a tener esa impresión, no hay nada invisible que nos hiele la sangre, sino que lo que nos encontramos son simplemente unos ruidos salidos de las tuberías y los desagües.
La lentitud y falta de interés que provoca la primera hora, se ve recompensada con una segunda parte que sale mucho mejor parada, en la que la claustrofobia y la ironía hacen acto de presencia y consigue, por fin, atraer nuestra atención. Aunque en un principio cuesta empatizar con el personaje de Clara Lago (Belén), que resulta algo irritante y que protagoniza una situación que hace desembocar la trama del segundo acto bastante disparatada, la actriz acaba desplegando todo su arsenal cuando a su personaje se le pone en situación extrema y está fantástica, creíble, con una interpretación natural, fresca y muy cómica.

Tanto los escenarios elegidos como la música de Federico Jusid y las piezas de Beethoven o Tchaikovski son acertadas y ayudan a crear atmósfera y tiene, además, un buen montaje que hace encajar muy bien la narración desde los tres puntos de vista. Pero el guión peca de surrealista en algunos momentos, con situaciones algo forzadas, pistas que están cogidas con pinzas y diálogos que aportan poco.
La Cara Oculta es una cinta que entretiene a ratos, con un giro hacia el final de la trama interesante y un tono irónico en la última parte que le sienta bien. A su director, Andi Baiz, le funciona la película cuando se ríe de sí misma y del espectador, pero le falta tanto ritmo y calidad al suspense en su primera hora que todo lo demás termina por no ser suficiente.

Lo mejor: Clara Lago.
Lo peor: La primera hora.