CRITICA – ‘Iron Man 3’: La calma después de la tormenta

El descarado pero brillante empresario Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) se enfrentará a un enemigo cuyo poder no conoce límites. Cuando Stark comprende que su enemigo ha destruido su universo personal, se embarca en una angustiosa búsqueda para encontrar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su entereza una y otra vez. Acorralado, Stark tendrá que sobrevivir por sus propios medios, confiando en su ingenio y su instinto para proteger a las personas que quiere. Durante su lucha, Stark conocerá la respuesta a la pregunta que le atormenta en secreto: ¿El hábito hace al monje o es al contrario?

Director: Shane Black
Reparto: Robert Downey Jr. (Tony Stark/Iron Man), Scarlett Johansson (Natalie Rushman/Natasha Romanoff), Gwyneth Paltrow (Pepper Potts), Don Cheadle (James Rhodes / War Machine), Guy Pearce (Aldrich Killian), Ben Kingsley (El Mandarin), Rebecca Hall (Maya Hansen), James Badge Dale (Eric Savin), Jon Favreau (Happy Hogan).

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Hay películas e historias que son sus personajes y, en muchas ocasiones, los actores o actrices que les ponen cara. Es el caso de la franquicia Iron Man, porque Robert Downey Jr. es su gran tesoro. En el año 2008, el director y actor John Favreau alcanzó la fama y la gloria adaptando a la gran pantalla a este superhéroe de Marvel y la cinta no habría dado para tanto, probablemente, si no hubiera tenido el acierto de utilizar a un actor tan carismático y con pinta de entrañable caradura como Robert Downey Jr., para el que parecía que el papel estaba hecho a medida.

 En 2010 llegó su secuela, con algo menos de éxito y ahora, Shane Blake recoge el testigo de Fravreau (que sigue apareciendo en los créditos como secundario y productor ejecutivo), para cerrar una trilogía de forma brillante y en la que también escribe el guion, adaptando Extremis, obra de Warren Ellis. Con Los Vengadores como, en cierto sentido, preámbulo, la cinta de Blake es una grata mezcla de acción (mucha, emocionante y bien traída), humor a raudales (se agradece infinitamente) y con algún que otro pasaje emotivo que equilibra bien sus momentos más frívolos. En resumen, que Shane Blake ha sabido crear un producto palomitero con corazón de ritmo trepidante, divertido y final explosivo que contentará a amantes del cómic y a los no tan iniciados en este mundo.
Siguiendo el argumento propio de estas historias de superhéroes, sin más chicha que otras que tienen como centro la eterna lucha entre buenos y malos, volvemos al protagonista, cuya evolución es lo que aquí cobra verdadera importancia. La película arranca con un prólogo que nos sitúa 13 años atrás en el tiempo, una nochevieja en Suiza, donde Tony conoce a Maya Hansen (Rebecca Hall), una botánica con la que comparte algo más que palabras y que también sirve como presentación de Aldrich Killian (un magnífico malo malísimo Guy Ritchie), un excéntrico científico que quiere unir fuerzas en un proyecto por el que el multimillonario parece tener poco interés. De vuelta a la actualidad, nos encontramos a un Tony Stark con problemas de ansiedad e insomnio, que no ha perdido su esencia de canalla sinvergüenza pero al que le persiguen recuerdos y fantasmas del pasado.

Si Downey Jr. es la gran baza de esta película, no lo es menos su genial sentido del humor y ahí tenemos los momentos con Don Cheadle o con el niño interpretado por Ty Simpkins (otro acierto, sus interacciones son tremendas) quien le recuerda constantemente los hechos ocurridos en Nueva York y que tienen a Stark algo traumatizado. Gwyneth Paltrow repite como Pepper Pots, sufridora en primera persona del estrés que sufre su amado. Además de esto, en esta ocasión contamos con un personaje maravilloso que es el Mandarín interpretado por Ben Kingsley, que da vida a un peligroso y fanático terrorista que planea todo tipo de maldades contra occidente desde su refugio en Oriente Medio y que el actor ya ha convertido en un personaje inolvidable, en el mayor acierto de esta cinta con permiso de Downey Jr. Entre Killian y el Mandarín, mentes pensantes de los ataques contra objetivos en suelo norteamericano, pondrán a Stark contra las cuerdas en su lucha por salvar al país de sus peligrosos propósitos.
Robert Downey Jr. realiza un trabajo magnífico, este personaje es suyo desde hace muchos años y se nota y las horas bajas por las que pasa le acercan más si cabe a su audiencia. Su vida se ve amenazada y tendrá que enfrentarse a sus debilidades para salvar a la población de las manos de los malvados terroristas. Las escenas de acción están muy bien hechas, los ataques aéreos y la batalla final llena de espectaculares piruetas en tierra y aire resulta apoteósica, además del ya habitual conjunto de trajes y cacharros supermolones que siempre da gusto ver. Como ocurre habitualmente, el 3D no molesta pero tampoco es imprescindible para disfrutar de la experiencia.
Cargada de referencias a otros personajes Marvel y de momentos muy gamberros, Iron Man 3 es una maravillosa tercera parte para la franquicia, que ahonda más en el personaje que en la misión que debe llevar a cabo y que no tiene nada que envidiar en espectacularidad y dosis de entretenimiento a la reciente Los Vengadores. Y aúna, de forma muy correcta, la acción, el humor y sensibilidad necesarios para convertirla en una experiencia inolvidable para los amantes de este genial personaje. No os olvidéis de quedaros tras los créditos.