Estreno en España: 25 de Enero de 2013. 

Whip Whitaker (Denzel Washington), es un experimentado piloto que consigue realizar un milagroso aterrizaje forzoso salvando a casi todos los pasajeros. Después del accidente, Whip se convierte en un héroe, pero según se va desarrollando la investigación, van surgiendo muchas preguntas sobre qué pasó exactamente durante el vuelo. 

Director: Robert Zemeckis
Reparto: Denzel Washington, James Badge Dale, John Goodman, Don Cheadle, Kelly Reilly, Bruce Greenwood, Melissa Leo, Nadine Velazquez, Rhoda Griffis, Tamara Tunie, Brian Geraghty, Garcelle Beauvais, Adam Tomei.

Web Oficial: www.paramount.com/flight

CRITICA

Caída libre del héroe americano

Desde el año 2000, el director Robert Zemeckis no se dejaba ver dirigiendo una película con actores de carne y hueso, optando en sus últimas tres cintas por la animación y con las que obtuvo resultados más o menos satisfactorios. Realizador recordado por grandes películas como, sobre todo, Forrest Gump o la trilogía de Regreso al Futuro, en El vuelo (Flight), Zemeckis dibuja una cinta sobre la moral, los falsos héroes que tanto necesitamos crear, la mentira como forma de vida y la caída en picado desde lo más alto para darse de bruces contra el suelo de un piloto de aviación, que supuestamente debería encarnar todos aquellos valores que se le atribuyen al tipo ideal norteamericano.

La clave absoluta de la historia es un Denzel Washington que nos deja una interpretación sensacional, dando vida a un personaje aborrecible en muchas ocasiones y lleno de más sombras que luces en su biografía. El individuo al que interpreta se convierte en lo más atrayente de una película que, aunque cuente con un desarrollo algo desigual, termina funcionando. Y es la fuerza que hay en el trabajo del actor, unida a un personaje lleno de matices y bien construido lo que la hace resultar una cinta interesante en su conjunto. La película no deja de ser un análisis de los límites de la moral del ser humano, de hasta dónde somos capaces de llegar por salvar nuestros propios intereses y no tener que mirar así los problemas que guardamos bajo la alfombra y que, además, de forma bastante sutil y elegante, trata también en primer plano un problema tan tremendo como es el de la adicción al alcohol, donde vemos como el paradigma del buen comportamiento, el que ha de salvarnos de todos los peligros, no es capaz ni de mantenerse en pie en esas insomnes noches de hotel.
La primera escena de la película, es lo bastante directa como para captar toda nuestra atención, seguida de unos minutos de absoluta tensión en los que asistimos a un accidente de avión que pone los pelos de punta. El abismo se empieza a abrir camino para el piloto precisamente aquí, puesto que todo se empieza a torcer en su “tranquila” vida de borracheras épicas. El mayor acierto del guion es que realiza un tratamiento cabal del personaje protagonista y su situación, o lo más proporcionado que se puede hacer en una película de estas características. La cinta no trata bien a su estrella, no pretende que nos caiga bien, ni nos hace perdonarle o quererle, sino más bien todo lo contrario. Tampoco intenta vendernos lo malo que es el alcohol, no se trata de eso. Lo que estamos viendo aquí es como una adicción, sea la que sea, puede cambiar y destruir la vida de un hombre y las consecuencias que también tiene para los que le rodean, un camino de autodestrucción con dos únicas salidas.

Denzel Washington hace bien su trabajo y consigue mostrarnos con acierto a este borracho hábil en el arte del engaño, un tipo que muestra en muchas ocasiones su cara más ruin y soberbia, tan cegado por su situación que no es capaz de sentir ningún tipo de pesadumbre sobre sus hombros, porque la solución a los problemas siempre pasa por beber hasta reventar. El otro gran soporte de la historia es ese John Goodman que nunca sobra, del que más bien siempre echamos de menos más escenas, en esta ocasión como el camello del protagonista, dando la nota cómica al filme. El actor aparece en algún momento acompañado de esa gran banda sonora compuesta por grandes éxitos del rock americano, con los que la cinta se pone en cierta manera al mismo nivel tarambana que su personaje principal. Y todo ello le da un aire muy disfrutable a la película. Por otra parte nos encontramos al contrapunto femenino en Kelly Reilly, que tiene un personaje que, aunque no sea gran cosa, sirve para observar al personaje de Washington interactuar con otra persona en su misma situación. Entre los secundarios también tenemos a Don Cheadle como el abogado del piloto, que le intenta ayudar durante el proceso legal que se inicia tras el accidente. La parte de la investigación no está desarrollada de forma muy amplia, sino que está creada para llegar a un punto concreto y por ello, los detalles de la misma tienen su justa importancia en el argumento.
El vuelo (Flight) es un drama interesante sobre los límites, los del cuerpo y los de la conciencia. Y, a pesar de algún tramo más irregular, en su conjunto consigue mantener la altura gracias sobre todo a un gran Denzel Washington mostrando la bajada a los infiernos de un personaje del que colgaba la etiqueta de hombre ejemplar.

Lo mejor: Un Denzel Washington soberbio
Lo peor: Algún personaje secundario más desdibujado

Nota: 6,5

Crítica escrita por: Bea Varela

1 Comentario

  1. Fui al estreno de esta película ayer y solo puedo decir que me desencanto desde el principio por mas que le daba oportunidades. Yo me esperaba otro tipo de pelicula con intriga y emoción, pero nada mas comenzar la pelicula con su protagonista totalmente borracho, ya se sabia lógicamente como terminaría y como seria la investigación del accidente aéreo. Es una pelicula triste sin accion, salvo el accidente en si mismo. Se basa solo en los problemas del alcohol y las drogas. Casi me duermo de aburrimiento. No la recomiendo para nada, es mi opinión.

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