CRITICA – ‘Anna Karenina’: Resucitando el clásico

Estreno en España: 15 de Marzo de 2013.

La historia transcurre en la alta sociedad rusa a finales del siglo XIX, y explora la capacidad del ser humano por sentir amor, desde la pasión que une a dos adúlteros hasta el poderoso vínculo afectivo entre una madre y sus hijos. Anna (Keira Knightley) pone en entredicho su felicidad, al tiempo que su familia, amigos y comunidad sufren cambios.

Director: Joe Wright
Reparto: Keira Knightley (Anna Karenina), Jude Law (Alexei Karenin), Aaron Johnson (Count Vronsky), Matthew Macfadyen (Oblonsky), Olivia Williams (Condesa Vronskaya), Kelly Macdonald (Dolly), Emily Watson (Condesa Lydia), Ruth Wilson (Princesa Betsy), Domhnall Gleeson (Levin), Alicia Vikander (Kitty).

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Un rumor se extiende como la pólvora en una sociedad en que cualquier infracción de las normas implica un severo castigo. Nos situamos en la Rusia de finales del siglo XIX para reencontrarnos con Ana Karenina, el personaje que León Tolstoi creó para reflejar la realidad de la opresora clase alta de la época. Todos conocemos con mayor o menor detalle la historia de esta mujer que pagó un alto precio por su adulterio, un relato con mucho en común con La letra escarlata británica y La Regenta española.
Los ejes centrales de la narración son: el honor, ese concepto cambiante pero fuertemente presente en los grandes relatos cinematográficos y literarios, y el amor, que es el detonante de la mayoría de las alegrías pero también de las desdichas, de los personajes de ficción. Esta nueva versión del clásico reemprende ambos temas y pretende resucitar el clásico inyectándole modernidad y, muy especialmente, esteticismo y una gran plasticidad.

Joe Wright, que dirige por tercera ocasión a Keira Knightley, pretende mantener la esencia del clásico pero, a la vez, lo moderniza utilizando principalmente dos estrategias: la síntesis y la estilización de la imagen.
Al hablar de síntesis pretendo decir que el film consigue transmitir una historia de más de mil páginas en unas entretenidas dos horas y 10 minutos. Es cierto que mucho de la novela se pierde en el camino pero se hace en pos de la creación de un producto cinematográfico más sucinto y atractivo al gran público.
Respecto a la estilización de la imagen de Ana Karenina se podría decir mucho, especialmente de su original escenografía. Gran parte del metraje se sitúa en el interior de un teatro imponente que sirve para albergar desde un opulento baile hasta una pista de hielo o una carrera de caballos. Visualmente es impresionante y, a nivel narrativo, consigue hacer tangibles los sentimientos de la protagonista, que se siente observada y juzgada, como si viviera siempre sobre un escenario soportando el constante escrutinio de las miradas de un público que es la rígida y despótica sociedad que la rechaza.
Aunque de poco serviría tal despliegue de medios y de riqueza estética de no ser por el buen trabajo de una Keira Knightley capaz de interpretar los matices del complejo personaje. La joven británica, además, está acompañada por un reparto más que correcto del que cabe destacar a Jude Law, que interpreta a su marido.
Ana Karenina inyecta vida a uno de los grandes clásicos renovándolo con una estética elegante e impecable en que lo teatral y lo onírico se entremezclan consiguiendo emocionar y maravillar al espectador al mismo tiempo.