Cuando el ejército de Napoleón descubre que su primera derrota se debe a un chico montañés, a un carbonero que, con su redoble de tambor, sembró el pánico entre sus tropas, envía a seis mercenarios curtidos en mil batallas con una sola misión: darle caza en las montañas de Montserrat y cortar su cabeza para clavarla en la plaza del pueblo. Tras asesinar a sus seres queridos y atemorizar a todo el pueblo con sus amenazas, se lanzan en su búsqueda por las montañas de Montserrat. Bruc (Juan José Ballesta) deberá luchar solo por primera vez para sobrevivir y vengar a su familia. Se convierte así en un símbolo de libertad y esperanza para su país, que distingue en él a un héroe que consiguió lo que nadie había logrado jamás: derrotar al ejército invencible de Napoleón Bonaparte.

Título original: Bruc, el desafío
Año: 2010
País: España
Duración: ? minutos
Género: Aventura, histórica
Estreno en España: 22-12-2010
Director: Daniel Benmayor

Reparto: Juan José Ballesta (Bruc), Vincent Perez (Maraval), Santi Millán (De la Mata), Astrid Bergès-Frisbey (Gloria), Nicolas Giraud (Noailles), Moussa Maskri (Attab), Jerome Le Banner (Baraton), Francesc Albiol (Dr. Ballart), Marcel Borrás (Miquel), Albert Vidal (Nicolau), Justin Blanckaert (Magne).

Guión: Patxi Amézcua y Jordi Gasull, con la colaboración de José Luis Latasa.
Producción: Victoria Borrás, Jordi Gasull y Edmon Roch.
Música: ?
Fotografía: Juan Miguel Azpiroz
Montaje: Marc Soria de Torre.
Diseño de producción: Antxón Gómez.
Vestuario: Ariadna Papio.
Productora: Ikiru Films.
Distribución en España: Universal Pictures.

Web Oficial: www.bruc-lapelicula.es

Teaser trailer 2 de Bruc, el desafío

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1 Comentario

  1. Pocas cosas me producen mayor satisfacción que poder hablar bien de una película española, aunque solo sea por lo raro que resulta. Bruc es una cinta que reúne una serie rara de virtudes, y, aunque no esté exenta de defectos, estos no son siempre los aparentemente inevitables en una producción nacional.
    Para empezar, lo que cuenta Bruc es interesante y visualmente atractivo. El argumento es suficientemente original y está planteado en el lugar justo: entre la leyenda y la historia. Lo que se narra es la persecución de un guerrillero avant la lettre, al que los napoleónicos atribuyen una derrota humillante de su ejército y al que pretenden exhibir como trofeo y arma de propaganda. Los guionistas han jugado con habilidad, y han transformado al niño tamborilero de la leyenda en un joven carbonero, hábil cazador y magnífico conocedor de un entorno difícil que, además, está teñido por el temor legendario que siempre provoca lo sagrado como ocurre con las inmediaciones de Montserrat. Asistimos entonces a una batalla desigual pero equívoca, en la que la víctima se transforma en verdugo de manera inexorable, un tema que la película asume conscientemente al acabar con una frase de Napoleón según la cual el inicio de la guerra de España fue el comienzo de la desgracia de Francia.
    Tal vez haya habido un exceso de adaptación a las modas más recientes en películas de género más o menos similar, pero esto, aparte de difícil de evitar, es pecado menor. El caso es que cuesta creer que estés viendo sucesos de 1808 porque el aire general resulta demasiado contemporáneo, aunque tal vez me equivoque.
    La película no cansa, la acción está conducida con pericia, hay suficientes referencias realistas, las familias, y románticas, la novia, como para que la película no sea una fantasmada a lo Rambo. La música es también acertada, y, lo único que falla, si acaso, es la credibilidad de las armas y efectos especiales que, en cualquier caso, está mucho más cerca de o correcto que de lo esperpéntico.
    Los productores se han atrevido, y no es mérito pequeño, a hacer una película catalana y española a la vez, lo que no debería ser extraño, pero hay que reseñarlo. Cataluña y España son tan inseparables como lo ha sido su historia y ese momento especial de guerra al francés es un sello sangriento y nobilísimo de esa hermandad, cosa que muy bien supieron ver nuestros grandes novelistas, Peréz Galdós y Baroja, tan desaprovechados por el cine, por cierto.
    La historia que nos cuenta Bruc no habría desmerecido la pluma de ninguno de ellos y es un soplo de aire fresco en entornos tan enrarecidos y envilecidos como lo son el cine y la política españolas.

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