CRITICA – ‘Happy Feet 2’: Después de romper el hielo

Secuela de ‘Happy Feet: Rompiendo el hielo’ de 2006, ganadora del Oscar a la mejor película de animación.
Mumble, el maestro de Tap, tiene un problema con su pequeño hijo Erik, un coreófobo. Reacio a bailar, Erik escapa de su hogar y se encuentra con el poderoso Sven, ¡un pingüino que puede volar! Mumble no tiene ninguna esperanza de poder competir con un personaje tan carismático. Pero las cosas empeoran cuando el mundo es sacudido por poderosas fuerzas. Erik se entera de las “agallas” que tenía su padre cuando Mumble reúne a los países de pingüinos y a todo tipo de criaturas fabulosas – desde el pequeño Krill hasta el gigante Elefante Marino – para arreglar las cosas.

Director: George Miller
Doblaje Original: Elijah Wood, Robin Williams, Brad Pitt, Hank Azaria, Sofia Vergara, Pink, Elizabeth Daily, Matt Damon, Magda Szubanski.

Ahora nos encontramos ante una secuela que, obviamente, busca repetir el éxito de su predecesora pero que quizás se ha pasado un poco al intentar emular el primer film. Todo lo que vemos en Happy Feet 2 nos da cierta sensación de Déjà vu ya que es muy similar a la primera película pero habiendo perdido el factor sorpresa.
Novedades hay pocas, la principal es que la tecnología ha mejorado y la secuela cuenta con una animación magnífica en que el efecto del agua, el plumaje de los pingüinos y todo en general resulta mucho más creíble. Por otro lado, Happy Feet 2 introduce nuevas especies a la historia, de hecho la elección de estas es sorprendente ya que, de entrada, no parecen muy atractivas para una película infantil.

Me refiero al feo, enorme y peleón elefante marino y al Krill, una conjunto de crustáceos diminutos de los que, probablemente, ningún niño ha oído hablar nunca. En cualquier caso, se puede encontrar cierto intento didáctico en la elección de los animales y al final dan más juego del que parecía. El Krill, por ejemplo, hace reír a más de uno cuando decide convertirse en un temible depredador y ocupar así un mejor lugar en la cadena alimenticia.
El guión se basa en: la defensa de la individualidad, el valor de la familia y el trabajo colectivo. Sin duda buenos valores que transmitir a los niños, pero el film no está a la altura de su predecesor. Happy Feet rompió el hielo, tal y como su título ya indicaba y ahora parece que los personajes floten a la deriva sobre el agua que ha quedado. Aun así es una buena opción para pasar una tarde entretenida con los más pequeños de la casa, sobre todo por los impresionantes momentos musicales.

Lo mejor: El inicio, con esa multitud de pingüinos cantando y bailando, puro espectáculo.
Lo peor: La canción en solitario del pequeño pingüino protagonista, debería ser tierna pero la voz es demasiado aguda y chirriante y resulta molesta, al menos en el doblaje en español.