Cheyenne (Sean Penn) es una antigua estrella de rock retirad, que con 50 años, conserva una imagen gótica y vive de sus derechos de autor en Dublín. La muerte de su padre, con quien no se hablaba le llevará a Nueva York y allí descubre que su padre tenía una obsesión, vengarse de una humillación de la que había sido víctima. Cheyenne decide continuar esa misión y realiza, a su propio ritmo, un vije a través de América.
Director: Paolo Sorrentino
Reparto: Sean Penn (Cheyenne), Frances McDormand (Jane), Eve Hewson (Mary), Judd Hirsch (Midler), Kerry Gordon (Rachel), Harry Dean Stanton (Robert Plath), Joyce Van Patten (Dorothy Shore), David Byrne (Él mismo), Shea Whigham (Ernie Ray), Liron Levo (Richard), Simon Delaney (Jeffery).
Con la apatía por bandera
La cinta posee la misma apatía que su gótico protagonista y, a pesar de algunos momentos en que diálogos e imágenes la hacen brillar sustancialmente, termina por renquear entre un planteamiento de impostada profundidad que nunca acaba de cuajar y una historia de viajes y búsquedas que se queda a medio camino sin llegar nunca a un destino concreto. Hay que destacar que las notas de humor le sientan bien y que, como manda el subgénero, por el camino nos toparemos con unos cuantos lugareños que le darán algo de vida a la película, pero, a pesar de ello, es un film que parece ir a ninguna parte sin, además, encontrar unas motivaciones claras en su personaje principal. La interpretación de Sean Penn roza por momentos el artificio, no es fácil encarnar a tan peculiar individuo, que sufre de abatimiento las 24 horas del día y de una desgana absoluta, cuyos murmullos y amagos de risa llegan a ser bastante molestos, si bien queda claro que vale la pena reconocerle el trabajo al actor aunque solo sea por su compromiso hacia el personaje y si la película no termina siendo una parodia (cosa que no pretende ni mucho menos) es, sin duda, gracias a que el protagonista resulta enternecedor en bastantes momentos. En su retirada vida en Irlanda, le acompañan Frances McDormand como su cómplice mujer y una buena amiga Mary, interpretada por Eve Hewson (hija del cantante Bono), quien parece ser la única persona que le comprende realmente. Mención aparte merece la magnífica selección musical, a cargo de David Byrne (concierto incluido), líder de los Talking Heads, quien ha procurado con uno de sus temas el título para esta película.
La cinta, por tanto, peca en su mayor parte de gustarse demasiado a sí misma, empeñada en remarcar su propia importancia, sin darse cuenta que en realidad navega sin rumbo definido durante la mayor parte de su metraje. Paolo Sorrentino da muestras de poseer una gran capacidad para captar momentos de gran hermosura y fuerza visual, que ineludiblemente quieren invitar a la reflexión del espectador mientras acompaña a Cheyenne en su periplo por las carreteras americanas, sin embargo, sin un objetivo claro en su guión todo ello se queda en imágenes que no aportan nada al argumento. El ritmo lento no molesta, lo que pasa es que en muchos tramos no ocurre casi nada, sin quedar además demasiado claro de qué nos quiere hablar el autor: el holocausto, la depresión llegada la mediana edad, la justicia, la búsqueda de uno mismo,… muchos temas sobre la mesa, todos ellos a medio hacer y originando en su conjunto una especie de collage sin interés.
Un lugar donde quedarse (This must be the place), quiere ser un viaje por un país y por la psicología de un personaje, cosa que logra de manera vaga, culpa de un guión que no acaba de centrarse, en una mezcla narrativa a ratos inconsistente, sin un propósito claro y que no termina de convencer. En su intento por radiografiar la peculiar y extravagante personalidad de un rockero desganado con la vida, este drama de carretera es capaz de provocar una sensación de hastío tan severa como la que sufre su protagonista.
Lo mejor: La música.
Lo peor: su falta de rumbo.
Nota: 5
Crítica escrita por: Bea Varela
La ví ayer y a mi me gustó
Totalmente en desacuerdo, es una película mágica con escenas brutales y muy trabajada, unos movimientos de cámara que no son al azar sino completamente estudiados y un guión de los que pocos se hacen, una película que te transmite muchas sensaciones, tanto buenas como malas, para mi eso es cine!
Es una películad de sensaciones. No hace falta un rumbo.
totalmente en desacuerdo con esta crítica, la película se basa en sensaciones como ya antes dijeron, se trata de expresar la firmeza de la ideologia, deberia decir de todos los personajes, la falta de conocimiento hacia ciertas culturas, la sociedad en si que es a su vez ignorante de cierto modo y de como una persona que es juzgada por siu aspecto, puede tener mejor actitud,perseverancia…amor e inteligencia que alguien totalmente "comun". El asunto del holocausto me parece mas bien una rama de donde colgarse para poder llegar a ello y en cierta forma no me parecio para nada cansante, todo lo contrario, me envolvio de principio a fin 🙂
Lo bueno la música, la estética, pero latrama y el ritmo agotador y sin rumbo como bien ha dicho Bea…
No deja indiferente
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